Vitamina B3 y Colesterol HDL

Las vitaminas están clasificadas como micronutrientes que no aportan energía, es decir, no producen calorías; sin embargo, cumplen una gran cantidad de funciones importantes en el organismo, siendo algunas de estas; actuar en los procesos metabólicos, facilitar la transformación de energía y ser catalizadoras en reacciones bioquímicas, entre otras (Gil, 2005).

Existen dos grupos de vitaminas dependiendo de su solubilidad en agua (Beyon, 2003), las hidrosolubles y las liposolubles. Dentro de las primeras se encuentran las del grupo B, vitamina C y ácido fólico, mientras que las liposolubles corresponden a la A, D, E, y K. De forma general, se puede decir que las hidrosolubles no se almacenan en grandes cantidades, se requieren en la dieta y su consumo rara vez ocasiona problemas en la salud, mientras que las liposolubles, se almacenan en el hígado, no se absorben ni se excretan fácilmente  y su consumo en exceso puede ser tóxico, por tal motivo su dosificación debe ser razonable y de forma planificada de acuerdo a necesidades y objetivos.

Cuando se habla de procesos de adaptación, recuperación o cualquier tema relacionado con la salud, el consumo de algunas vitaminas se puede volver importante como estrategia para mejorar y acelerar dichos procesos. Existe un término a tener en cuenta y que está muy relacionado con esta temática y la estructura celular, este término se conoce como “hormesis”, para López, et al, (2013), “la respuesta hormética involucra la expresión de una gran cantidad de genes que codifican para proteínas citoprotectoras como las chaperonas del tipo de las que responden a estrés térmico, las enzimas antioxidantes, los factores de crecimiento, las metalotioneínas”, (López, Gonzalez, Hernández , Alrcón , Luna, & Konisgberg, 2013 ), esto quiere decir, que el consumo en cantidades medias-altas de vitaminas no siempre es necesario, ya que las células al ser sometidas a un estrés metabólico tienen la capacidad de regenerarse después de periodos con niveles de intensidad no muy altos; sin embargo, tampoco se puede llegar al extremo de decir que no se deben utilizar, todo esto está relacionado con las necesidades y objetivos de la persona, (para profundizar un poco más en antioxidantes y su comportamiento fisiológico ve al post de ¿Vitaminas antioxidantes, Hipertrofia, Rendimiento? por el Prof. Salvador Vargas).

En lo que concierne a nuestro tema de hoy, la vitamina B3 (ácido nicotínico o niacina, como es conocida normalmente), posee diversas funciones importantes en el organismo y entre ellas, incrementos del Colesterol HDL (C-HDL), lo que podría llevar a una mejor salud cardiovascular.

Primero, se debe tener en cuenta que la vitamina B3 posee dos 2 vitámeros (es decir, vitaminas que tienen más de una forma química), que son el ácido nicotínico y la nicotinamida (García, 2010). Esta vitamina se puede producir en el hígado por el aminoácido triptófano (aproximadamente 60 mg de triptófano producen 1 mg de niacina); sin embargo, este proceso depende de otras vitaminas y de que dicho aminoácido realice sus funciones principales en primera instancia (Palavecino, 2002), por tal motivo su aporte en la dieta es muy importante.

Dentro de las funciones de la Vitamina B3 se encuentra el papel importante en la producción de energía, ya que es un componente de las coenzimas NAD y NADP que se encuentran presentes en todas las células y son indispensables en las reacciones de oxidación-reducción, como aquellas que tienen lugar en la degradación de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas (Gil, 2005).

Aunado a esto, esta vitamina tiene una función que es muy utilizada desde el punto de vista médico, la cual consiste en incrementar el C-HDL (lipoproteína de alta densidad) y ser hipolipemiante. La  función del C-HDL es hacer un barrido del C-LDL (lipoproteína de baja densidad), este C-LDL tiene la capacidad de incrementar el riesgo aterosclerótico. Es por ello, que el consumo de B3 sea recomendado en ciertas ocasiones; no obstante, se debe prestar atención y comunicarle a las personas que ingerirlo en dosis muy altas puede ocasionar enrojecimiento facial, dispepsia (molestia digestiva luego de ingerir alimentos) y elevación de los niveles séricos de ácido úrico y glucosa. (Garcia & Arredondo, 2010).

El ácido nicotínico o niacina activa el receptor acoplado a proteína G denominado GPR109A, que se encuentra en el tejido adiposo, disminuyendo así la actividad de la lipasa en el adipocito, esto a su vez reduce la hidrólisis de triglicéridos a ácidos grasos libres, lo cual aportará menos sustrato para la síntesis de triglicéridos hepáticos, dejando este proceso menos partículas de VLDL, (Feliciano & Sierra, 2008). Además de lo mencionado, (García, 2010) expresa como el ácido nicotínico inhibe directamente la captación y catabolismo consecuente del HDL, incrementado indirectamente los niveles de esta lipoproteína protectora.

Ahora bien, (Torres, Álvarez, & Gutierrez , 2008) mencionan en su artículo un estudio que analizó el efecto sobre el colesterol HDL, los triglicéridos y la apo A de cuatro alternativas terapéuticas en paralelo: a) atorvastatina con niacina; b) rosuvastatina con niacina; c) simvastatina con ezetimibe, y d) rosuvastatina sola. Se incluyeron 292 pacientes con factores de riesgo cardiovascular. Se vio que la combinación de estatina con niacina aumentaba el colesterol HDL y disminuía los triglicéridos y la lipoproteína (a) más que los otros tratamientos de forma significativa.

La  niacina en su forma de ácido nicotínico puede llegar  a disminuir C-LDL entre un 5 – 25 %, los triglicéridos entre un 20-50 %, además, aumenta el C-HDL entre un 15 – 35 % (Fernandez, Figueras, Carnet, Valls, & Rodriguez, 2015). La dosis varía de acuerdo a las necesidades, para las RDA su consumo debe ser de alrededor de 18 mg/día (esto depende de la edad); sin embargo, para obtener beneficios a nivel cardiovascular e incrementos en el HDL, lo ideal es que se ingieran de 1000 a 3000 mg, resaltando que lógicamente debe existir un acompañamiento médico que controle el progreso del paciente y evite la ingesta de dosis elevadas de esta vitamina.

Como conclusión se debe mencionar que el consumo de niacina en dosis aproximadas de 500-1000 y hasta 1500 mg, da como resultado un incremento en el C-HDL, esto indica de forma directa una mejora en la salud cardiovascular, de igual forma se le debe prestar atención a los efectos no deseados por hipervitaminosis y también el efecto negativo que hipotéticamente podría tener en deportistas de resistencia, debido a que inhibir la hidrólisis de los triglicéridos puede ser un factor en contra a la hora de la utilización de las grasas durante el ejercicio físico aeróbica de larga duración.

Bibliografía

 

López, N., Gonzalez, V., Hernández , R., Alrcón , A., Luna, A., & Konisgberg, M. (2013 ). Hormesis: lo que no mata, fortalece. Gaceta Médica de México .

Beyon, R. (2003). Lo esencial en el metabolismo y nutrición. Madrid : Elsevier .

Gil, M. A. (2005). Manual de nutrición deportiva. Barcelona: Paidotribo .

Palavecino, N. (2002). Nutrición para el alto rendimiento. Argentina : Libros en red .

Garcia, L., & Arredondo, J. (2010). ALgo más que inflación vascular . Mdicina interna de México .

Torres, D. R., Álvarez, W., & Gutierrez , P. (2008). Lìpidos y enfermedad cerebrovascular. el papel de las estatinas. nuevas opciones lipolipemiantes en investigación . Clínica Española .

Feliciano, J., & Sierra, D. (2008). Elevando el colesterol HDL: cual es la mejor estrategia. Asociacao Medica Brasileira .

García, G. (2010). Niacina, dislipidemisas y nuevos fármacos. la vitamina B3 una vitamina con repector membranal celular. Médica Sanitas .

Fernandez, L., Figueras, A., Carnet, C., Valls, M., & Rodriguez, A. (2015). Niacina. Aspectos esenciales . Información científica .


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