¡ADIÓS A LA GRASA LUMBAR!


Lucir una espalda libre de grasa es un reto, puesto que a pesar incluso de contar con un físico envidiable, puede ser uno de los puntos débiles.

Sobre todo, porque son muchas las variables que intervienen en que tengamos una zona lumbar más o menos esbelta. Y un de ellas, es, principalmente, la genética. Pero  tanto la edad como la pérdida de tonificación o los hábitos de vida, son también aspectos a tener en cuenta.

Por ello, es muy importante seguir una alimentación saludable y controlar la ingesta de grasas saturadas e hidratos de carbono. Y además, llevar a cabo actividades aeróbicas como la bicicleta, el step, caminar o correr, ayudan a activar el metabolismo y lograr por tanto, un mayor consumo calórico y una menor acumulación de grasa en esta zona del cuerpo.

Y aunque lucir una espalda libre de grasa no es sencillo y requiere de perseverancia y trabajo,  queremos sugerirte varios ejercicios para fortalecer esta zona y reducir la grasa acumulada.

El Superman

Para realizar esta práctica, nos colocamos boca abajo sobre una esterilla con las extremidades estiradas.  Y en esta posición,  elevamos el brazo derecho y la pierna izquierda a la vez y volvemos a bajarlos. Repetimos el ejercicio pero esta vez con el brazo izquierdo y la pierna derecha.

De esta forma, la parte frontal del abdomen quedará apoyada en el suelo y nos elevaremos únicamente con la acción de las lumbares, la zona que queremos trabajar.

Lumbares en silla romana

Para llevar a cabo este ejercicio, necesitamos contar con una máquina que podemos encontrar en cualquier espacio de entrenamiento. Sujetamos nuestros  tobillos y doblamos el tronco a la altura de las caderas. Así, conseguimos aislar la zona lumbar y elevamos nuestro propio peso mediante la acción de los músculos lumbares.

Para potenciar la intensidad del ejercicio y mejorar el resultado, podemos utilizar cargas complementarias.

Peso muerto

Otra alternativa para tonificar la parte lumbar es la realización de ejercicios de peso muerto. Para ello, nos colocamos de pie con las piernas ligeramente abiertas y estiradas y dejamos los brazos en posición relajada. Y sin doblar las rodillas ni hacer fuerza con los brazos, inclinamos la espalda recta desde las caderas y lo elevamos siendo conscientes de que toda la fuerza debe recaer  sobre la zona lumbar.

De la misma forma y para intensificar esta práctica, podemos ayudarnos de pesas y sujetarlas con las manos.

Fuente: www.vitónica.com

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